27 de enero de 2011

Gusano Menocchio

Me lo encontré por primera vez cara a cara el jueves 20 de enero de 2011 en la Costanera de Posadas, pero lo conocía hace años. Era de noche tarde y venía enroscado en una novia. Entró en Itacuá, donde estábamos terminando de comer con unos amigos y a punto de prender un cigarro. Salió al poco rato para el lado de La Ruedita. Los acompañaba un vendedor de autos llamado Markendorf, onda carnaza paraguaya. Esta novia de Gusano es de Posadas y dice que está encantada con él porque por lo menos ahora se divierte. El viernes a la noche se subieron al vuelo de Aerolíneas Argentinas a Buenos Aires. En la sala de embarque habló por teléfono sin parar. Después estuvo inquieto todo el viaje: se levantaba a cada rato para acomodar su maletín en el guardamantas y poner o sacar algo. Se interponían entre nosotros un par de exploradores del Iberá que atendían en francés a una anoréxica desmayada; nadie levantó la mano cuando pidieron un médico en castellano. Esa chica se curaba con un alfajor.

El policía del aeropuerto que le miró la cédula me confirmó que el flaco convexo por delante y cóncavo por detrás era Luis Raúl Menocchio, pero no le dio importancia. También me aseguró que viajan seguido él y un hermano. La familia Menocchio tuvo grandes yerbales en la provincia de Misiones, tanto que hasta hay una localidad con su nombre en el Alto Paraná.

Gusano se fue al Paraguay adolescente, cuando la justicia argentina persiguió a él y a su padre por una estafa millonaria al Banco de Misiones. Pero corrían más peligro por la furia de sus propios empleados a los que también estafó. Era 1982 y Gusano tenía 23 años. Consiguió engañar al subgerente del Banco Nación, que le adelantó un cheque por doce millones de pesos por unos papeles que nunca aparecieron. Ese día se fueron a Asunción, a donde llegaron como grandes inversores. En el Paraguay de Stroessner y Rodríguez el Gusano se enriqueció gracias a su audacia y a la televisión por cable, que entonces nacía al amparo de los que tenían amigos en el poder y él no le hacía asco a los dictadores.

Un buen día volvieron a la Argentina donde ya no debían nada gracias a la prescripción. Gusano decía que en Paraguay se había dedicado a tareas comunitarias y que dejaba el país por culpa de empresarios y políticos influyentes del Gobierno de Nicanor Duarte Frutos que lo involucraban en delitos. Pero en Asunción lo buscaban por doble homicidio, estafa y hurto de señales satelitales a la cadena Fox. El 27 de agosto de 2004 encontraron en Fernando de la Mora, cerca de Asunción, lo que quedaba de Eduardo Maciel y de Graciela Méndez. Maciel, argentino, era socio de Gusano en el pub Puerto Madero de la capital del Paraguay y Graciela era la novia paraguaya de Maciel. Estaban desnudos, esposados, mutilados y acribillados a balazos, cada uno en un tambor de 200 litros tapado con cemento. La policía del Paraguay también buscaba a Karina Rivero, la novia de Gusano, alternadora en el pub, la que llegó con él a Posadas huyendo del poder...

El 10 de marzo de 2005 la Prefectura argentina detuvo a Gusano en un yate fondeado en el Paraná, cerca de Itatí. Lo buscaban por el asesinato de Claudio Javier Nozzi. Nozzi era un antiguo gerente de HBO Olé y de Fox que había llegado a Corrientes junto a su secretario privado, Hugo Jara, para atender a dos españoles que venían en su propio barco desde Buenos Aires para invertir en una película. Querían ver los lugares donde se iba a rodar. El domingo 6 de marzo, cuando el barco pasó frente al puerto de Corrientes, Nozzi y Jara lo abordaron para brindar por el negocio que estaban a punto de concretar. Nunca más los vieron. Poco antes de agarrar a Menocchio, una patrulla de la Prefectura había encontrado semisumergido en el Paraná, cerca de Itatí, el cuerpo desnudo de Nozzi acribillado a balazos, esposado con las manos en la espalda y encadenado a un ancla. Estaba medio comido por los pacúes y las palometas.

En el Trasulag II, fondeado por ahí cerca, se toparon con Jara y un tal Ramírez tomando copetines. Desde sus tiempos en el Paraguay Menocchio usa documentos de Hugo Jara con fotos posteriores a una cirugía estética de esas que llaman maquillaje permanente. Jara había comprado el ancla y las cadenas y candados en una ferretería de Corrientes.

El 15 de mayo de 2009 a las seis de la tarde Raúl Menocchio recuperó su libertad porque no hubo modo de comprobar la identidad del cadáver de Nozzi. Le costó 70.000 pesos de caución.

El 27 de enero de 2011 agarraron a Menocchio en Corrientes. Lo acusan del asesinato de Manuel Roseo y su cuñada, Nelly Bartolomé, que vivía con Roseo en Juan José Castelli, un pueblo del Chaco a 278 kilómetros de Resistencia. El jueves 13 encontraron en una habitación de la casa el cuerpo de Roseo y la cuñada. Los habían golpeado, estrangulado y asfixiado con bolsas de plástico. Los crímenes los habrían cometido esa misma mañana dos o tres personas que no tuvieron mayores dificultades para entrar en la casa, antigua y modesta.

Roseo había nacido en 1935 en Roma. En Buenos Aires montó un emprendimiento textil que creció rápido. A principios de los 70 se convirtió en el propietario más importante del Chaco, al vender su fábrica y comprarle a Jorge Born la estancia La Fidelidad: unas 250 mil hectáreas de monte de algarrobos y quebrachos en El Impenetrable. Roseo no tiene hijos ni herederos conocidos.


Hay una foto de Menocchio con Roseo del 6 de enero. Gusano explica que ese día estaban terminando la operación de compra de la estancia, por la que pagó 40 millones de dólares. La escritura se firmó en Posadas el 27 de diciembre. En ese momento había pagado 34 millones y el 6 de enero le llevó los seis restantes. Todo legal porque ahora Menocchio es el dueño de la estancia y la plata parece que la tiene una banda de sicarios y ladrones homosexuales que andaban merodeando para robarle a Roseo lo que fuera...

La Fidelidad está buena para algarrobos o algodón, pero también para plantar marihuana, instalar cocinas de coca y aprovechar algún claro en el monte para una pista de aviación.