2 de octubre de 2022

Gran error de Putin


Desde la Segunda Guerra Mundial, Europa quedó dividida en oriente y occidente. El llamado Telón de Acero (o Cortina de Hierro) separaba los países que después de la guerra quedaron bajo la órbita soviética de los que quedaron del lado de los aliados occidentales: Estados Unidos, el Reino Unido y Francia. Y el Telón de Acero pasaba por la mitad de Alemania, el país que había empezado la guerra y la había perdido. El esfuerzo de la guerra había dado a los soviéticos el control del lado oriental de Europa y a los aliados occidentales el otro costado. Y eso se replicó en la misma Alemania y en Berlín, su capital, que quedó dividida artificialmente por un muro infranqueable, zona de nadie, alambres de púa, guardias, casamatas... y un paso fronterizo que se volvió famoso: el check-point Charlie.

Mijaíl Gorbachov fue quien terminó con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas en 1985. Entonces reapareció Rusia y cantidad de países que integraban la URSS, tanto en Europa como en Asia. De este lado del mapa estaban Ucrania, Estonia, Letonia y Lituania, Bielorrusia, Moldavia... También se liberaron del yugo soviético los países orientales de Europa que mantuvieron una relativa independencia como satélites de la URSS: Polonia, Hungría, Rumania y Bulgaria mantienen su identidad, mientras que  Checoslovaquia y Yugoslavia se desintegraron en la República Checa, Eslovaquia, Eslovenia, Croacia, Bosnia y Herzegovina, Serbia, Kosovo, Montenegro y Macedonia del Norte, que nacieron como nacen todos los países, independizados de realidades anteriores. Pero el caso de Alemania Oriental es un país que desapareció fagocitado por otro, como si el Uruguay pasara a ser mañana el estado más austral del Brasil. Tenía territorio, gobierno, bandera, himno, fuerzas armadas, embajadas, selección de fútbol, atletas... pero a partir del 3 de octubre de 1990 no quedó nada de un país que duró solo 49 años y desapareció de la faz de la tierra, absorbido por la Alemania Federal el 3 de octubre de 1990.

Podría decirse que desapareció por los efectos de la perestroika, la reforma política y económica impulsada en la Unión Soviética por Gorbachov, que menguó el poder de Moscú sobre sus aliados forzosos y terminó con la Guerra Fría entre el modelo comunista y el capitalista. Esa fue la causa remota, ya que cada país tenía su propio destino y hoy, en el mundo poscomunista, todos ellos continúan siendo países independientes aunque hayan cambiado de bando. Solo Cuba, en Occidente, sigue tan comunista como hace 63 años.

Alemania Oriental desapareció por culpa del mismo telón de acero, que fue incapaz de contener las nuevas tecnologías de información y comunicación. El día que los alemanes orientales supieron que había otro mundo donde la gente era libre, se fueron en masa por un agujero del telón que se abrió en Checoslovaquia. Solos o en familia, abandonaban todo en la frontera y seguían con lo puesto hacia la libertad. Solo los viejos quedaron en sus casas. A la RDA se le escapó la fuerza laboral: se quedaron sin gente joven y en poco tiempo se hundió el país.

Putin acaba llamar a 300.000 reservistas para su guerra imposible contra Ucrania y ha provocado la huida en masa de jóvenes rusos hacia los países vecinos de Europa y de Asia. Va a tratar de contener los que pueda y llevarlos a la guerra contra su voluntad. Es que los jóvenes rusos ven por Tik Tok lo que pasa en Ucrania con su ejército de oficiales corruptos y su material bélico anticuado y mal mantenido contra armas e inteligencia provistas por Estados Unidos, Gran Bretaña y los países de la NATO. Como los alemanes en 1990 ahora los rusos se escapan de morir achicharrados en una guerra que no les interesa. Son los aptos para la guerra, pero también para trabajar. En el mundo globalizado ya no hay modo de contener a la gente contra su voluntad, a no ser que sea una isla, como Cuba, y de Cuba también se escapan...