7 de noviembre de 2021

La elección del domingo


El domingo que viene hay elecciones para renovar parcialmente el Congreso de la Nación. Por si no lo recuerda, nuestros senadores duran seis años en el cargo y se renuevan por tercios cada dos años, mientras que el mandato de los diputados dura cuatro y se renuevan por mitades cada dos. A la provincia de Misiones no le toca este año renovar senadores y sí tres de sus diputados, que son siete en total (renovará cuatro en 2023), así que el domingo 14 tenemos que elegir solo tres diputados nacionales que van a representar al pueblo de la provincia de Misiones. Las elecciones provinciales fueron el pasado 6 de junio, así que ahora no hay nada que elegir para cargos provinciales.

Nuestro congreso consta de dos cámaras, reminiscencia de las de los lores y los comunes británicas, pero pasando por el Capitolio de Washington. Los senadores representan a las provincias y los diputados al pueblo, pero también hay una cantidad por provincia así que estrictamente se puede decir que representan al pueblo de sus provincias. Desde la reforma de 1994 en el congreso nacional –que consta de dos cámaras– hay tres senadores por provincia, pero el número de los diputados sale del cálculo mucho más complicado que hizo un decreto-ley del último gobierno militar.

Según esa norma, se elige un diputado cada 161.000 habitantes o fracción no menor de 80.500. Pero además, a los proporcionales a la población se sumaron otros tres diputados por provincia y se estableció que no podía haber menos de cinco en cada una de ellas. Así se llegó al número de 257 diputados que tenemos hoy, pero con notables desigualdades, como la de Tierra del Fuego que tiene cinco diputados para representar a unos 150.000 habitantes, lo que da un diputado cada 30.000; del otro lado está la provincia de Buenos Aires, que con sus más de 16 millones de habitantes tiene 70 diputados: uno cada 230.000 habitantes.

Hay que decir que la proporción de Misiones da bastante bien y también que después de cada censo, el congreso debería rectificar algunos números para que la representación sea un poco más igualitaria (aprovecho y cuelo aquí que sería genial que la provincia de Buenos Aires se divida en tres o cuatro nuevas provincias).

Las renovaciones parciales de diputados y senadores permiten lo que se llama elección de medio término, gran descubrimiento del sistema norteamericano que permite al pueblo darle un mensaje al gobierno elegido dos años antes (no lo llamo plebiscito porque plebiscito es otra cosa). No es la única señal, ya que por distintos motivos siempre hay elecciones desfasadas en provincias o municipios; y también son termómetro del humor del pueblo las elecciones en los clubes de fútbol, los centros de estudiantes de las universidades, los colegios profesionales... que suelen marcar una tendencia hacia el futuro para los observadores que saben ver señales. Debido a sus acostumbradas intervenciones de otros tiempos, Corrientes también está desfasada y suele ser una de esas circunscripciones para estudiar, pero es tan peculiar la política correntina que hay que ser un experto en hermenéutica para leer consecuencias útiles en sus resultados. En los Estados Unidos el lunes pasado hubo elecciones de gobernador del estado de Virginia, donde el republicano Glenn Youngkin sorprendió a su contrincante demócrata (le ganó por menos de tres puntos) y todo el mundo lo interpretó como el comienzo del declive del gobierno de Joe Biden, justo cuando se cumple un año de su elección.

Aunque son obligatorias, estamos votando como si no lo fueran, y remarco que últimamente ha bajado mucho el nivel de presentismo en nuestros comicios. La del domingo que viene tiene todas las características de una gran elección de medio término, por eso es más importante que nunca ir a votar.